viernes, 22 de junio de 2012

Erase una vez...

Mira que tal, que si te cuento un cuento
tan hermoso que te haga llorar,
si te digo en un susurro
lo que ya no puedo callar,
si entre mis palabras entretejo
unas cuantas caricias,
unas varias miradas,
deslizando entre unas y otras
todos los besos aquellos guardados,
los otros despreciados,
no usados y los desgastados,
remendados y reparados,
corregidos y aumentados...
Mira que tal, que si te dejo
poner tu cabeza entre mis manos,
luego la recargo sobre mi regazo,
y luego te meso como cuando niño
loa hacía tu mamá,
si dejas que se evaporen
todos tus pensamientos, todas tus dudas
esas pesadillas que no te dejan dormir.
Y que pensarías si entre mis brazos
te dejo dormir, recargando entre mis pechos
tus sueños y alimentas con ellos
todos esos proyectos que no logras hacer,
y dejas que esos temores se deslicen
como la brisa en la mañana
al despertar.
Que tal que si entre mis piernas
te pones a jugar,
como lo hacías las tardes de esos veranos
de tu niñez, que no existía el tiempo
ni el después, solamente la extensa llanura
del ahora y el tal vez.
Mira que tal, que si te cuento un cuento
que de tan hermoso te haga llorar...
déjame imaginar, tal vez recordar,
e ir formando con mis recuerdos, con mis historias
con los días, con los sueños y los quiero ser,
una bella historia que te haga querer
perderte en mi cuerpo y desaparecer.
Erase una vez...
un cuento que hace mucho no cuento,
pero de tan hermoso te hacía llorar.

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